¿Por qué a veces no funciona la terapia de pareja?
Reflexiones sobre la importancia del proceso individual en el cuidado del vínculo.

Muchas parejas llegan a terapia buscando soluciones rápidas: «queremos dejar de discutir», «queremos entendernos mejor», «queremos recuperar la conexión». Sin embargo, a veces, aunque ambos quieran, la terapia de pareja no avanza como esperan.
¿Por qué? Porque la pareja está formada por dos personas, cada una con su historia, heridas y formas de relacionarse. Cuando no se ha hecho un proceso individual previo (o en paralelo), la terapia de pareja puede convertirse en un espacio donde se repiten reproches, se colocan expectativas de bienestar en la relación, sin mirar la propia responsabilidad emocional.
Ejemplos:
● Si tengo miedo al abandono y no lo trabajo, puedo demandar pruebas constantes de amor.
● Si no gestiono mi enfado, me quedaré en reproches, exigiendo que el otro cambie.
● Si no sé poner límites, puedo sentir que la relación me asfixia, sin atreverme a pedir espacio.
Ninguna herramienta de comunicación en pareja funciona si no puedo sostener mis emociones y necesidades, si no puedo escuchar al otro sin que salte mi sistema de alerta, si no me responsabilizo de mis propios patrones.
La terapia de pareja ayuda más cuando cada uno está dispuesto a mirarse a sí mismo, no solo al otro.
No significa que debas estar completamente bien antes de acudir a terapia de pareja. Significa que es importante estar dispuesto a revisar heridas, creencias y formas de vincularse, para que la pareja deje de ser un campo de batalla y se convierta en un espacio de cuidado.
A veces, lo que más ayuda a la relación es que cada uno haga primero su propio proceso, o al menos se abra a mirar hacia dentro mientras cuida el vínculo.
¿Quieres valorar si es momento de terapia de pareja o de iniciar un proceso individual?
Puedes escribirnos para decidir el mejor camino para vosotros.
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Con cariño,
Sandra M.