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¿Terapia presencial o Terapia online?

En los últimos años, la terapia psicológica ha ganado espacio dentro del imaginario colectivo como recurso de ayuda y apoyo en momentos de sufrimiento y malestar, donde hemos sido conscientes cada vez más de la importancia de la salud mental. Sin embargo, teniendo en cuenta el ritmo de vida actual y las frecuentes dificultades que encontramos en nuestro día a día para encajar nuestro tiempo con espacios y momentos para el autocuidado, ha crecido la necesidad de diversificar las opciones para llevar a cabo un proceso terapéutico.

¿En algún momento te has planteado acudir a terapia pero por tus horarios lo has dejado aparcado temporalmente? ¿O has necesitado ayuda pero tu vida precisa de una gran variabilidad en cuanto a la movilidad geográfica que dificulta poder desarrollar de forma responsable un proceso terapéutico? Estas situaciones, entre otras, suponen algunas de las problemáticas más habituales a la hora de tomar decisiones en cuanto a nuestra salud mental.

Es entonces cuando, en coherencia con los avances tecnológicos, hemos presenciado una apertura hacia la digitalización, siendo cada vez más frecuente que las personas opten por llevar a cabo su proceso de forma online, ya que en muchas ocasiones se trata de una opción más accesible y flexible. Sin embargo, cada modalidad presenta tanto ventajas como desafíos que es importante tener en cuenta. En este artículo, queremos explorar de manera más profunda los beneficios y las dificultades de la terapia presencial y online, para ayudar a las personas a tomar una decisión informada sobre cuál modalidad se adapta mejor a sus necesidades.

Terapia Presencial

Beneficios:

  • Conexión emocional más profunda: Una de las mayores fortalezas de la terapia presencial es la interacción cara a cara. El contacto directo ayuda a crear un vínculo emocional más fuerte entre el paciente y el terapeuta, lo que promueve una mayor apertura y sinceridad durante las sesiones.

  • Observación de señales no verbales: En la terapia presencial, el terapeuta puede captar detalles como el lenguaje corporal, las expresiones faciales, la postura, los movimientos de la persona etc. Estas señales proporcionan habitualmente información importante que ayuda a comprender el estado emocional de la persona y permite al terapeuta adaptar su intervención.

  • Entorno controlado y seguro: Las sesiones presenciales suelen llevarse a cabo en un entorno diseñado para generar comodidad y privacidad, lo que hace más fácil que el paciente se sienta seguro y en confianza. Es frecuente que algunas personas no cuenten con ese espacio en su vivienda, o que prefieran la intimidad de saber que no hay nadie de su entorno que pueda interferir durante una sesión de terapia.

  • Soporte inmediato en situaciones de crisis: En ciertos momentos, la persona puede necesitar apoyo emocional inmediato o enfrentarse a situaciones de crisis. En la terapia presencial, el terapeuta está en una mejor posición para brindar este tipo de ayuda, ya que puede reaccionar rápidamente ante la situación.

  • Estructura regular: La programación de citas presenciales a menudo sigue una rutina fija, lo que suele ser beneficioso cuando se trata de lograr objetivos terapéuticos a largo plazo.

Dificultades:

  • Limitación geográfica y de desplazamiento: Las personas que viven en áreas rurales o alejadas de centros urbanos pueden enfrentar dificultades para acceder a la terapia presencial debido a la distancia. Además, aquellos con movilidad reducida o tiempos reducidos también pueden ver esto como un inconveniente.

  • Rigidez en los horarios: Las sesiones presenciales suelen tener horarios más limitados, lo que puede ser complicado para aquellos con agendas laborales o personales muy cargadas. A veces, la presencialidad obliga a los pacientes a reorganizar su vida para poder asistir a terapia.

  • Estigmatización: En ocasiones, acudir a terapia todavía se percibe como algo estigmatizado. Algunas personas presentan resistencias si son vistos entrando en una clínica, o ante la posibilidad de encontrarse con personas conocidas, ya que puede generar inseguridad o vergüenza, lo que puede desmotivar a algunas personas a buscar ayuda.

 

  • Acceso a especialistas: Gracias a la terapia online, una persona que vive en una ciudad pequeña o en un país con pocas opciones de profesionales de la salud mental puede acceder a terapeutas especializados que tal vez no están disponibles en su área local. 

Terapia Online

Beneficios:

  • Mayor accesibilidad: Ya no es necesario desplazarse, lo que hace que este tipo de terapia sea ideal para quienes viven en lugares remotos o tienen dificultades para salir de casa (fobia social, agorafobia, dificultades para conducir, problemas de movilidad etc.).

  • Flexibilidad horaria: Al no depender de un espacio físico concreto, la terapia online suele ofrecer mayor flexibilidad para agendar las sesiones, esto es una gran ventaja para quienes tienen horarios complicados o deben atender otros compromisos.

  • Comodidad: Muchos pacientes se sienten más relajados cuando pueden acceder a la terapia desde la comodidad de su hogar. Esto puede facilitar la apertura emocional y permitirles expresarse con mayor sinceridad, al estar en un ambiente conocido y menos intimidante.

  • Menor estigmatización: La terapia online permite que el paciente se mantenga en la privacidad de su hogar, lo cual reduce el temor a ser juzgado o visto por otras personas.

Dificultades:

  • Conexión emocional: Aunque actualmente hay una gran calidad a nivel tecnológico en las sesiones online, algunos pacientes encuentran que la conexión emocional que se puede lograr a través de una pantalla no es tan profunda como en una consulta presencial.

  • Problemas técnicos: La terapia online puede verse afectada por interrupciones técnicas, como una mala conexión a internet o problemas con el audio o el video. Estos inconvenientes pueden afectar la calidad de la sesión y generar frustración tanto para el paciente como para el terapeuta, reduciendo la calidad de las sesiones.

  • Falta de control sobre el entorno del paciente: El terapeuta no tiene control sobre el lugar en el que el paciente se encuentra durante la sesión, lo que puede generar distracciones. El paciente podría estar en un lugar ruidoso o incómodo, lo que podría dificultar la concentración o interferir con el proceso terapéutico. Además, pueden darse otro tipo de interrupciones, por ejemplo si se convive con otras personas.

  • Limitaciones en situaciones de crisis: Aunque la terapia online es igualmente eficaz para muchos problemas emocionales, no siempre es la mejor opción en situaciones de crisis. Si un paciente está pasando por una crisis emocional grave, la intervención inmediata en persona puede ser más efectiva y proporcionar un nivel de apoyo superior.

  • Restricciones en ciertos tratamientos: Algunos enfoques terapéuticos, como las terapias de exposición o aquellas que requieren una interacción física directa (terapia corporal), no pueden llevarse a cabo de forma online con la misma eficacia.

Como vemos, no existe ninguna opción perfecta, de hecho una persona puede necesitar de presencialidad o no, dependiendo del momento de su vida y de su proceso terapéutico. Por eso, te invitamos a que reflexiones acerca de tus propias necesidades y preferencias, ya que lo verdaderamente importante es el compromiso con la salud mental y el bienestar personal.

En nuestra clínica contamos con ambas tipologías de terapia para que puedas empezar una terapia ajustada a tus necesidades. 

AUTORA DEL TEXTO – CELIA MORENO DE CÁSTULO – PSICÓLOGA SANITARIA EN BITÁCORA

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